lunes, octubre 31, 2005
Los Premios Anuales Darwin
Como comentaba hace poco, la "supervivencia del más apto" a la que Darwin se refería en sus estudios (si bien nunca con esa frase exacta), es un eufemismo para "la extinción del más inepto".
Partiendo de esta premisa, Wendy Northcutt creó hace ya varios años la página de internet www.DarwinAwards.com, donde, según sus propias palabras "celebramos el mejoramiento del genoma humano honrando a aquellos que se remueven de él en maneras realmente estúpidas". Desde luego, como se apunta en la misma página, en la mayoría de los casos "por necesidad este honor es otorgado de manera póstuma". Cabe señalar que sólo las historias que han sido verificadas podrán ser acreedoras a un Premio Darwin, o al menos a una Mención Honorífica.
Aquí presento a los ganadores de 2004:
- Diane, una conductora de autobús de 56 años en Portland, murió arrollada por su propio autobús. Ante la urgencia de orinar, Diane descendió detrás de los pasajeros dejando el motor encendido y en velocidad. Pasó por enfrente del autobús y metió la mano por la ventanilla del conductor para presionar el botón del cierre de puerta, olvidando que al cerrarse las puertas los frenos automáticos con que su unidad estaba equipada (diseñados para mantener el autobús en alto total mientras los pasajeros descienden)se desactivan después de un par de segundos.
Mientras Diane pasaba de regreso frente del autobús en su camino a los sanitarios, el pesado camión empezó a rodar lentamente. La vida de Diane no estaba en juego y podría haberse retirado del camino del autobús sin problema. En lugar de hacerlo así, y ante la sorpresa de algunos testigos, Diane trató de detener la marcha del camión de 15 toneladas. Los paramédicos llegaron pocos minutos después tan solo para remover su cadaver atrapado bajo el autobús.
- Un hombre de Pitesti (Rumania) cumplió una apuesta en un bar y se colocó un anillo en el pene. El problema vino posteriormente cuando sus esfuerzos por retirarlo fueron inútiles. La vergüenza le impidió buscar auxilio profesional hasta que ya era demasiado tarde. Los doctores le dijeron que su miembro se había gangrenado y que sería necesario removerlo para evitar que la gangrena se esparciera por el resto de su organismo. El paciente huyó y se desconoce su destino, pero en cualquier caso es seguro que su carga genética no será heredada, por lo que se trata de un exitoso Premio Darwin.
- Otro caso camión vs. hombre: Tres pasajeros ebrios (dos hombres y una mujer) a bordo de un autobús turístico de dos niveles en Londres protagonizaron una riña. La mujer fue agredida en algún momento y bajó a pedir ayuda. El conductor se detuvo. Los dos hombres bajaron corriendo, forzaron la puerta y huyeron. Con la situación aparentemente de nuevo en calma, el turbado chofer reinicio su recorrido sólo para ser confrontado unos metros más adelante por el más intoxicado (o el más estúpido) de los dos ex-pasajeros, quien de manera amenazante se paró frente al autobús blandiendo un azulejo de 30 cm. que acababa de desprender de la pared de una casa vecina. No hace falta decir quién resultó victorioso en este duelo. Pese a los esfuerzos del conductor, bañado en vidrios del parabrisas estrellado, no pudo maniobrar a tiempo para evitar arrollar al excitado agresor, quien descubrió de la peor manera que tratar de detener un autobús con un ladrillo es poco práctico.
-Ahora un caso hombre vs. árbol: Reggie Barnett quería cortar un árbol detrás de la casa de su novia. Aparentemente pensó que podría jalar el árbol con su camioneta, y que éste se derribaría en sentido opuesto a la pick up si ataba al árbol por la base. Sus cálculos demostraron estar equivocados cuando el arbol cayó directamente encima de la pick up, dejando a Reggie encerrado en la cabina. El motor aún encendido y acelerado prendió en llamas el pasto, y eventualmente el fuego consumió a la camioneta con todo y Reggie en su interior.
-Para cerrar, un nominado para el 2005: tras una tarde invertida en beber grandes cantidades de alcohol, Cristopher, de 19 años, advirtió que el faltante de bebidas era mayor al atribuible a su propio consumo. Así que decidió culpar a su vecino del hurto y fue por él. Amenazó con un cuchillo al tal vecino, sin éxito, tras lo cual regresó a su departamento para planear la venganza. Su intoxicada y estúpida mente hurdió el plan perfecto para castigar al ladrón de licor: se apuñalaría a sí mismo y culparía al vecino.
Un testigo vió a Cristopher entrar al baño mientras calmadamente llamaba a la policía. Cuando salió del baño lucía perfectamente bien, pero un momento después empezó a gritar histéricamente al advertir los chorros de sangre que surgían de su pecho. Corrió a la puerta de su departamento y se colapsó.
La evidencia apuntaba a heridas autoinfligidas. Los oficiales encontraron el cuchillo en su cocina, y la autopsia concluyó que se apuñaló a si mismo dos veces. Quizás la primera no le pareció lo suficientemente impresionante, así que lo intentó de nuevo, esta vez penetrando hasta el ventrículo izquierdo. Una herida fatal por necesidad. Al final su muerte fue en vano, pues con tanta evidencia en contra el único dictamen legal que Cristopher obtuvo fue una "sentencia de muerte accidental".
Por cierto, la fotografía que ilustra esta entrada corresponde a un fracasado ladrón de cables eléctricos, actividad muy popular y redituable (cuando corren con mejor suerte) en algunos países de África y Asia.
Paz.
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1 comentario:
En el caso del tipo de la foto: La culpa es del estado, alguien debe de ser responsable de informar al pueblo de que para pelar cables electricos se deben asegurar de que dichos cables no tengan corriente eléctrica.
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